El Museo del Vino permite al visitante conocer la evolución en las prácticas culturales de la vid y la elaboración del vino, a través de su edificio monográfico, de forma didáctica e interactiva.

Alzado sobre la antigua bodega de Leocadio Morales, una de las que más intensamente vivió el auge comercializador y exportador de los caldos de Valdepeñas a comienzos del siglo pasado, el Museo del Vino acoge toda la historia y tradición de la Denominación de Origen “Valdepeñas”, centrando sus esfuerzos en reflejar ese trasiego hacia la calidad, iniciado en la década de los años setenta, desembocando en “La Nueva Generación de Vinos de Valdepeñas”. Esto queda patente en la propia estructura del edificio, de estilo funcionalista, que, como un gran monolito en su fachada, irrumpe encastrado en una típica bodega valdepeñera.

En el itinerario por las diferentes salas que conforman el templo cultural de estos prestigiosos vinos, se sitúa al visitante en el marco geográfico de la Denominación de Origen, desplegada a través de cerca de 30.000 hectáreas de viñedo, guardadas celosamente por cerca de 4000 vinicultores de diez municipios, y se da fe de los acontecimientos históricos claves, en el devenir de la historia de los “Valdepeñas”, perpetuados en citas de ilustres viajeros. Además, el visitante puede consultar datos relativos a la comercialización, así como adentrarse en la cultura valdepeñera a través de personajes como Gregorio Prieto, Juan Alcaide o Francisco Nieva, sin dejar de lado la trascendencia de las Fiestas del Vino, organizadas la primera semana de septiembre entre otras múltiples facetas artísticas, culturales y gastronómicas.

Mediante paneles didácticos, con poco texto y muy ilustrativos, se hace un recorrido por todo lo concerniente a los vinos de Valdepeñas aportando notas específicas de la comarca. Se realiza una identificación física de las diez localidades inscritas al Consejo Regulador de la Denominación de Origen “Valdepeñas” aportando los datos históricos más determinantes para indicación de vinos de calidad. Así, están presentes las variedades de unas uvas amparadas desde el Consejo, datos relativos a las características del suelo, clima, pluviometría y horas de insolación, entre otros parámetros, al igual que lo más singular de las prácticas culturales de la vid y la elaboración.

Del mismo modo, se perpetúa de una manera entrañable el conjunto de las estructuras de la antigua bodega, conservándolas en todo su esplendor.

Podemos contemplar su majestuoso patio, presidido por el típico pozo manchego con brocal realizado en piedra de una sola pieza, o los aperos de labranza ubicados en el porche lateral. Su estructura de tejado, a dos aguas con teja árabe, el muelle de descarga, la báscula, el jaraíz (donde pueden admirar las prensas y los atrojes originales), el chilanco, su bodega de tinajas y su cueva, en la que no falta la célebre tinajilla del bodeguero. Además, en el interior de la Bodega de Tinajas se exhiben todas las máquinas y utensilios que intervienen en la elaboración, acompañados por la exposición permanente de fotografía realizada por Harry Gordon durante la vendimia de 1959 en Valdepeñas. Otro apartado se dedica a la exhibición de la cubería en la que se fabricaban y arreglaban cubas, barricas, barriles….