Éste es un montaje de una belleza extrema, y el objetivo es que esa belleza atrape al espectador, que el conjunto estremezca, deslumbre y emocione. Poncia habla de suicidio, libertad, culpa, clase, educación y sexo. Y lo habla con toda la fuerza de una voz que ha sido maltratada y callada. Interpretado por Lolita Flores su cercanía para con el público, su grandeza, su ritual actoral y su verdad, traspasan la cuarta pared para, ya en el primer monólogo tras las cortinas, tener al público de su mano mientras este sufre, con el corazón en un puño, el monólogo sobre la muerte de Adela.